Espectacular el final, la entrevista de estas dos diputadas, una del
PP y la otra del PSOE,no se puede representar mejor la distancia entre los
privilegiados políticos y los ciudadanos. Lo peor de todo es lo fácil que se ha
conseguido plasmar la situación y la imposible asimilación de cualquier
sensibilidad pese a la insistencia de Jordi en cuanto a la vuelta del sentido
común y la vergüenza. Como detalle, solo ver los peinados, las ropitas y los
cuidados de estas señoras junto con el recuerdo de los políticos convertidos
últimamente en los únicos clientes habituales de algunos sitios de lujo,me
produce una mezcla estraña entre pena, cansancio y necesidad de descubrir cómo
acabar con tanta injustica.
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